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Con ofrendas al Niño Dios de Las Palmas agricultores agradecen primera cosecha de Tomate Limachino

Limache, viernes 4 de diciembre de 2015.- Después de muchos años, los campesinos y sus familias nuevamente se han reunido en romería. El párroco y los monaguillos marcan el ritmo de la columna de peregrinos, que avanza a paso cansino rumbo a la pequeña capilla del Niño Dios de Las Palmas, un apacible lugar rodeado de cerros que se alza a casi 800 metros de altura en los faldeos de la Cordillera de la Costa. Tal como en décadas pasadas, hombres, mujeres y niños, cantando alabanzas y portando sus canastas colmadas de tomates, caminan hacia el santuario a entregar sus ofrendas al niño y la virgen en señal de agradecimiento y plegaria. Es el renacimiento de una fiesta popular.

Los más viejos no lo olvidan. Cada vez que había sequía y las siembras peligraban, el Niño Dios era sacado en andas por los fieles y, hechas las plegarias, invariablemente la lluvia caía a torrentes por los campos resecos de Quebrada Alvarado, Olmué, Limache, La Vega, La Dormida y otras localidades del Valle de Marga Marga.

Una tradición que durante años se guardó celosamente en algún rincón de la memoria rural de la V Región, y que hoy revive en el marco del proyecto de rescate y valorización del Tomate Limachino que involucra a 13 pequeños agricultores de Limache y Olmué, con el apoyo del Ministerio de Agricultura a través de INIA, FIA e INDAP, más la Universidad Federico Santa María. Esta vez el motivo no fue la sequía, sino la gratitud de los campesinos con la divinidad por la primera cosecha de la temporada. Pero no una cosecha cualquiera, sino una que simboliza el renacer del antiguo Tomate Limachino.

RESCATE Y VALORIZACIÓN

La actividad, que contó con la participación del ministro de Agricultura, Carlos Furche, y otras autoridades locales y regionales, tuvo como propósito la recuperación del patrimonio histórico, cultural y religioso de esta zona rural de la Región de Valparaíso, uno de los elementos centrales del proyecto “Valorización territorial, saludable y sensorial del Tomate Limachino para la Agricultura Familiar Campesina de la Provincia de Marga Marga”, iniciativa patrocinada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y ejecutada por INIA La Cruz, entidades que coinciden en que el rescate de este tipo de tradiciones resulta clave para el proceso de obtención del sello de denominación de origen para esta especie.

La desaparición de esta tradición en los años ’80, se explica por el duro golpe que sufrió el Tomate Limachino a partir de la introducción de las variedades híbridas “Larga Vida”, las cuales se impusieron en el mercado gracias a su homogeneidad y alta durabilidad post cosecha, relegando al antiguo Limachino a pequeñas producciones que hasta ahora han mantenido unos pocos agricultores “románticos”. Asimismo, la variedad híbrida permitió que el tomate se comenzara a producir en cualquier época del año, lo que provocó que a la larga se perdiera esta celebración que marcaba el inicio de la cosecha en el mes de diciembre.

Hoy, productores, organismos públicos y la academia, se han unido para recuperar esta antigua tradición que reviste un gran simbolismo para las comunidades de Limache, Olmué y alrededores. “El Tomate Limachino (no confundir con el tomate “Larga Vida” producido en Limache) es un cultivo hortícola que se estaba perdiendo, pero que tiene un fuerte arraigo en la zona centro del país y amplias proyecciones por su calidad y características de aroma, textura y sabor”, opina el productor Miguel Sánchez.

Un proyecto emblemático, con el cual el Ministerio de Agricultura busca no sólo recuperar la variedad por su valor histórico y cultural, sino también por su buen sabor y alto valor gastronómico y comercial. “Nuestra intención es contribuir a que estas producciones sean sostenibles en el tiempo, y que los productores puedan lograr cosechas de altísima calidad que les permitan acceder a mercados que valoran este tipo de productos”, expresó el ministro Carlos Furche.

“Sin duda se está realizando un trabajo ejemplar, que tiene la virtud de vincular a diversos actores e instituciones del sector público, de la academia, y con una participación protagónica de los pequeños agricultores”, agregó el director ejecutivo de FIA, Héctor Echeverría. “Estas actividades que rescatan antiguas tradiciones y prácticas culturales vienen a complementar de manera notable el enorme potencial productivo, comercial y gastronómico del Tomate Limachino, lo cual permite proyectar un gran futuro para los productores y la comunidad limachina en general”.

Cabe destacar que con esta iniciativa se espera dar una mayor vida al tomate, entre 10 y 15 días una vez cosechado, lo que permitirá a los agricultores tener una mejor comercialización y precio por kilo puesto en el mercado, entregando un producto con el sabor del antaño, lo que es muy apreciado por los consumidores.

Asimismo, la reciente introducción de más de 9 mil plantines de la variedad en el territorio de la cuenca de Limache provenientes del Banco de Germoplasma del INIA, de los bancos de germoplasma internacionales, así como de accesiones locales provenientes del territorio donde se cultiva este tomate, “permitirá incrementar la cantidad y calidad de las semillas que presentaron alta productividad y buen sabor”, destacó el director de INIA, Julio Kalazich.

Por su parte, el investigador y coordinador del proyecto, Juan Pablo Martínez, señaló que este proyecto “recoge el anhelo de las asociaciones de pequeños agricultores de Limache, de reconocer el carácter patrimonial del producto y así comenzar el proceso de obtención del sello de origen del Tomate Limachino, con un producto genuino, único en el mundo, con patrimonio histórico, calidad específica y valor territorial”.

Al hito cultural que constituyó la romería, se sumará pronto la reedición del “Día del Tomate Limachino”, actividad que después de décadas se volverá a realizar los días 15 y 16 de enero en la plaza de Limache, y donde se espera participe masivamente la comunidad de Limache, Olmué y de otras localidades aledañas, como sucedía antaño.

Además del ministro Furche y las autoridades de FIA e INIA, la actividad contó con la participación del seremi de Agricultura, Ricardo Astorga; el director regional de Indap, Helmuth Hinrichsen; el gobernador de Marga Marga, Gianni Rivera; y los alcaldes de las comunas de Olmué, Macarena Santelices, y de Limache, Daniel Morales.

CUENTA LA HISTORIA

El Santuario del Niño Dios de Las Palmas se encuentra en una pequeña comunidad al interior de Olmué, ubicada ocho kilómetros hacia la cordillera. La historia cuenta que en 1775, un modesto campesino de apellido Tapia cargaba leña y carbón por entre los cerros que unen Caleu y Las Palmas. De pronto, se encontró una figura religiosa de madera: era la imagen del Niño Dios. El lugareño mantuvo esta imagen hasta 1780. Ese año, a cambio de una cuartilla de harina, entregó a don Cástulo Rocco la mencionada imagen, quien se la llevó a su casa.

Desde entonces, la figura fue conocida como el Niño Dios de Las Palmas. Luego, en 1868, la gente levantó una pequeña capilla para honrar y agradecer las bendiciones concedidas por esta milagrosa imagen.

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