Por: Gabriela Pazos N.
Estas son algunas de las herramientas del proyecto FIA-INIA Rayentué desarrolladas en unidades demostrativas en las comunas de Pichilemu, Marchigüe, La Estrella y Litueche, en el secano de O’Higgins.
Para 2040, se proyecta un escenario climático complejo en la región de O’Higgins, especialmente en la zona de secano, donde la agricultura depende exclusivamente del agua de lluvia. Según investigaciones del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), se espera una reducción de aproximadamente un 25 % en las precipitaciones anuales y un aumento de 3 °C en la temperatura.
Frente a este desafío, el proyecto Desarrollo de soluciones técnicas de manejo sustentable de suelos, agua y cultivos para enfrentar los efectos del cambio climático en la pequeña agricultura del secano de la región de O’Higgins, financiado y acompañado técnicamente por la agencia FIA (Fundación para la Innovación Agraria), del Ministerio de Agricultura, y ejecutado por INIA Rayentué, desarrolló la aplicación de diferentes tecnologías adaptadas a las condiciones locales para enfrentar la escasez hídrica, la degradación de suelos y la inseguridad alimentaria. Estas fueron aplicadas en 4 unidades demostrativas ubicadas en las comunas de Pichilemu, Marchigüe, La Estrella y Litueche.
La iniciativa, que ha permitido generar información técnica agronómica basada en estudios y evaluaciones de campo realizadas en conjunto con agricultores de las comunas mencionadas, se inició en el año 2021 y, en sus tres años de ejecución, ha beneficiado indirectamente a más de 500 productores y técnicos agrícolas, así como a 300 estudiantes de establecimientos educacionales que han participado en sus actividades.
La representante regional de FIA en O’Higgins, Adriana Bastías, destacó la importancia de este tipo de iniciativas para la región, señalando que “proyectos como este son clave para FIA, ya que impulsan el desarrollo sostenible, mejoran la productividad y protegen los recursos naturales. Promueven soluciones concretas frente al cambio climático y fortalecen la agricultura familiar en territorios vulnerables. Innovar en el campo es avanzar como región”.
El coordinador del proyecto y profesional del INIA, Jorge Carrasco, expresó estar muy satisfechos con los resultados de la iniciativa, al haber generado un impacto positivo en la región. “Creemos que este proyecto ha sido una contribución fundamental para las zonas de secano de la Región de O’Higgins, especialmente aquellas más afectadas por la escasez hídrica, fortaleciendo la resiliencia frente al cambio climático y mejorando la sostenibilidad agrícola. Nada de esto habría sido posible sin el apoyo clave de FIA”, según dijo.
Los resultados obtenidos en cada una de las unidades demostrativas -que incluyeron cosechas de agua, manejo ovino, manejo de suelos y cultivos adaptados al estrés hídrico- fueron compartidos con más de 90 asistentes en un seminario de cierre realizado en la Biblioteca Municipal de Marchigüe, que contó con la participación de agricultores, alcaldes de las comunas involucradas, el director regional y jefes de área de INDAP, además de coordinadores de PRODESAL.
INNOVAR PARA AVANZAR
La puesta en marcha del proyecto implementado en las comunas de Pichilemu, Marchigüe, La Estrella y Litueche, mediante unidades demostrativas, se enfocó en entregar herramientas prácticas para la pequeña agricultura.
Entre ellas destacan las herramientas de captación, acumulación y aprovechamiento de aguas lluvias, integradas con sistemas de riego tecnificado para la producción de hortalizas y forraje verde hidropónico. Estas soluciones permiten aprovechar al máximo los recursos hídricos disponibles y mejorar la eficiencia del riego.
Otras experiencias validaron nuevas técnicas para la preparación y el manejo del suelo, junto con prácticas conservacionistas orientadas a su preservación, como el escarificado (preparación de superficies que consiste en romper la superficie del terreno), el uso de compost bioestabilizado y la plantación de especies nativas, apuntando a mejorar la fertilidad, prevenir la erosión y restaurar ecosistemas afectados.
Para el riego de especies nativas se usó la tecnología de waterbox, diseñada en Australia para facilitar la plantación en áreas áridas y degradadas, utilizando hasta un 90% menos agua que los métodos tradicionales de riego.
También se promovió el desarrollo de cultivos forrajeros más resistentes a la escasez hídrica, como el triticale, una gramínea que ofrece mayor resistencia que la avena, cultivo tradicionalmente utilizado por los agricultores para la producción de forraje. Esto, a la vez, contribuye a optimizar el manejo del ganado ovino, al asegurar una fuente de alimentación más estable frente a condiciones climáticas adversas.
Esta iniciativa representa un paso concreto hacia una agricultura más resiliente y sostenible en el secano de la Región de O’Higgins, contribuyendo directamente a mejorar la adaptación al cambio climático y la recuperación post incendios forestales.