La jornada realizada en Santo Domingo, Región de Valparaíso, entregó recomendaciones prácticas para enfrentar la plaga, que será declarada oficialmente presente en Chile a partir de agosto de 2025. La actividad forma parte del proyecto “Manejo integrado del nematodo foliar de la frutilla”.
Con la participación de más de 60 productores y técnicos del sector frutillero, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), a través del Centro Regional INIA La Platina, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el apoyo de la agencia FIA (Fundación para la Innovación Agraria), realizaron una capacitación centrada en el manejo integrado del nematodo foliar de la frutilla (Aphelenchoides fragariae), plaga detectada por primera vez en Chile en 2022 y próxima a ser declarada oficialmente presente en el país.
“Aphelenchoides fragariae aún está considerado como plaga cuarentenaria ausente bajo medidas emergenciales, pero una vez que estas resoluciones pierdan vigencia (agosto de 2025), será declarada presente en el país y reglamentada para viveros productores de plantas de frutilla”, explicó Oriana Acevedo, del subdepartamento de Vigilancia y Control de Plagas Agrícolas del SAG.
“Las enfermedades foliares causadas por nemátodos pueden atenuarse con buenas prácticas culturales: saneamiento estricto del material vegetal, eliminación de plantas infectadas, control de malezas, desinfección de herramientas y maquinaria, uso de riego por goteo y rotación con cultivos no hospedantes. Estas medidas, junto al uso correcto de productos autorizados, permiten reducir el impacto de la plaga”, añadió.
Así, durante la actividad, los agricultores recibieron un compendio de medidas preventivas, destacando:
- Un único punto de ingreso y salida del predio con pediluvio y zona para la limpieza de manos.
- Inspección y eliminación constante de plantas infectadas.
- Uso de plaguicidas según indicaciones establecidas por el SAG.
- Control permanente de malezas que pudieran actuar como hospedantes del nemátodo.
- Rotación de cultivos y períodos de barbecho (libre de cultivo) de al menos tres meses.
- Cultivo de especies no hospedantes y que tengan algún efecto nematicida, como el brócoli, que se desempeña como biofumigante.
- Desinfección de herramientas y equipos con soluciones recomendadas (alcohol al menos al 70% e hipoclorito de sodio al 1% para las herramientas y solución de cloro comercial diluído en agua en proporción de 1:5 para maquinaria, bodegas y envases).
- Manejo del riego para evitar humedad excesiva y cosecha preferente en horas de la tarde y/o planta seca para disminuir la posibilidad de diseminación a través de los operarios.
Por su parte, la investigadora extensionista de INIA La Platina y coordinadora de la iniciativa, Fabiola Sepúlveda, destacó la relevancia de generar espacios de transferencia de conocimientos entre la investigación y los productores.
“Pensando en la sustentabilidad agrícola y en los efectos cada vez más visibles del cambio climático, es fundamental que las y los agricultores participen activamente en este tipo de instancias. Su conocimiento local y experiencia en terreno son clave para enriquecer el intercambio de saberes y validar soluciones técnicas”, indicó.
“Acceder a información actualizada y herramientas prácticas fortalece su capacidad de respuesta frente a plagas y otras amenazas, contribuyendo a cultivos más resilientes y a sistemas productivos sostenibles. Por eso, la articulación y el compromiso conjunto entre ciencia, instituciones y quienes trabajan la tierra día a día son esenciales para avanzar hacia una agricultura con futuro”, añadió.
Con estas acciones, las autoridades buscan acompañar a los productores con la entrega de herramientas para el manejo sustentable y la regulación permanente de la plaga.
La ejecutiva de innovación de FIA, María José Alarcón, destacó la importancia de este seminario al abordar los avances y desafíos en el manejo sustentable del nematodo foliar de la frutilla (Aphelenchoides fragariae), una plaga emergente que amenaza la productividad y calidad del cultivo en Chile.
“A través del proyecto, se promueve un enfoque de manejo integrado que combina prácticas culturales, control químico responsable, uso de bioinsumos y monitoreo, con el objetivo de reducir pérdidas económicas, minimizar el uso de plaguicidas sintéticos y avanzar hacia sistemas productivos más sostenibles y resilientes. La colaboración entre instituciones, investigadores y productores se presenta como un pilar fundamental para enfrentar este desafío fitosanitario”, según puntualizó.