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Desarrollan efectivo sistema para la aplicación de plaguicidas sin intervención humana único en Latinoamérica

nave tomates web

Región del Maule, 7 de diciembre 2016.- El constante contacto que tienen los agricultores de tomates con los plaguicidas en la zona de Colín, Región del Maule, ha expuesto un problema que ellos deben enfrentar día a día y que se relaciona con las intoxicaciones que se producen por esta labor y el exceso de residuo que genera. Eso motivó al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Raihuén, junto con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) a investigar y desarrollar un sistema de aplicación segura y efectiva de plaguicidas en invernaderos de tomates, sin la intervención humana en su interior.

En el seminario “Control semiautomatizado de plagas y enfermedades en invernaderos de tomate para la reducción de plaguicidas y protección de la salud humana”, el encargado regional de FIA en Maule, Robert Giovanetti, explicó que según la experiencia en invernaderos de dos productores de tomate asociados al proyecto, se reemplazó la forma tradicional de aplicar los pesticidas (bomba de espalda) por un pulverizador hidráulico que trabaja desde el exterior del invernadero. Por medio de un sistema de tuberías con boquillas especiales se distribuye este producto en forma homogénea sobre las plantas, logrando una aplicación más óptima y efectiva en el control de insectos y enfermedades.

“La aplicación no dura más de 3 a 5 minutos, por lo que los volúmenes de agua y producto son reducidos con un menor derrame de plaguicidas en el suelo, así no se genera una sobresaturación de las plantas”, explicó el profesional de FIA. Agregó que luego de emplear el pulverizador se inyectó aire comprimido a través de las tuberías, lo que permitió el vaciado completo. Durante todo el proceso el agricultor estuvo fuera de la nave, sin estar en contacto con el plaguicida, y se logró producir la misma cantidad y calidad de tomates.

“Gracias al apoyo del FIA logramos montar un sistema innovativo de aplicación en los invernaderos de Colín, que permite que la salud de los productores esté protegida, además asegura que los tomates no contengan residuos de plaguicida que puedan afectar la salud de los consumidores”, sostuvo el agrónomo y coordinador de este proyecto en INIA, Jorge Riquelme, y agregó que este sistema fue probado en Uruguay en 2012, pero no fue muy efectivo.

En Chile se quiso innovar en su implementación en 2013, impulsando el líquido junto con el aire comprimido para generar una neblina en el invernadero y hacer más efectiva la aplicación, llegando a todos los sectores de la nave tales como plantas, maderas y plásticos, para controlar el total de plagas y enfermedades. En Uruguay en tanto se aplicó el líquido primero y las naves eran de mayor tamaño (de 6 metros de alto), mientras que en el país se aplicó a invernaderos de 4 metros de alto, lo que hace que este nuevo sistema sirva para pequeños y medianos agricultores.

ANTECEDENTES EN EL CAMPO

El problema que enfrenta actualmente los agricultores de tomate en el campo comienza cuando deben soportar las altas temperaturas y humedad relativa mientras trabajan al interior del invernadero, ambiente que no es capaz de tolerar los equipos de seguridad personal que los protegen de los plaguicidas.

La aplicación del plaguicida entonces puede no ser tan efectiva y eficiente para los tomates, dejando incluso exceso de residuos que pueden afectar finalmente al consumidor. Además, provoca intoxicación entre los operadores, por lo que más de 100 productores de tomates en invernaderos de Colín en la Región del Maule podrían beneficiarse de esta innovación.

BENEFICIADOS

En actualidad existen más de 600 personas involucradas en este tipo de trabajo en el sector, pero serán los agricultores de la zona de Colín los primeros beneficiados. Se espera atender a 100 de los 200 productores que existen de cultivos hortícolas. Luego, una vez evaluada la tecnología, podrá ser utilizada por los agricultores pertenecientes al Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), por medio de postulaciones a proyectos.

También de manera directa beneficia a los aplicadores y sus familias al no exponerlos directamente a los plaguicidas y sus nocivos efectos en la salud de las personas.

Este sistema es único en América Latina, puesto que se ha desarrollado para pequeños y medianos agricultores y no se ha focalizado en grandes empresas, y comenzará su aplicación de forma inmediata.

 

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