Por: Gabriela Pazos N.
Se trata de tres mujeres que están haciendo notables aportes en el oasis agrícola de Toconao, en la investigación para potenciar sistemas productivos y en la pionera producción de amaranto.
La agencia FIA (Fundación para la Innovación Agraria), del Ministerio de Agricultura, creó el premio Mujer Agroinnovadora en 2006 y lo actualizó en 2022, con el propósito de reconocer el talento, la creatividad y la capacidad innovadora de mujeres que están transformando el sector silvoagropecuario y la cadena agroalimentaria desde diversas realidades. El reconocimiento se entrega en dos categorías: Agricultoras–Emprendedoras e Investigadoras–Docentes.
La directora ejecutiva de FIA, Francine Brossard, señaló que “desde FIA creemos firmemente que la innovación en el agro debe reflejar la diversidad de quienes impulsan el desarrollo en los territorios, especialmente las mujeres, que muchas veces han sido invisibilizadas. Reconocer a estas Mujeres Agroinnovadoras es una forma de inspirar, abrir caminos y fortalecer una cultura de innovación más inclusiva y representativa de la ruralidad en nuestro país”.
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
El representante regional de FIA en Antofagasta, Felipe Olivares, destacó el impacto del programa Mujeres Agroinnovadoras y la Red MAI, que visibilizan y fortalecen el rol de las mujeres en el rubro agroalimentario. “Es un honor reconocer a las ganadoras 2024: Dalay González, premiada en la categoría Productora por su compromiso con la producción sustentable, e Ignacia Cassis, destacada como Investigadora por su aporte científico en innovación agrícola en zonas extremas”.
DALAY NOEMI GONZÁLEZ GONZÁLEZ, AGRICULTORA – EMPRENDEDORA
Su interés por la agricultura nace en la niñez, como parte de una profunda herencia familiar: es hija de agricultores y su familia vive en Toconao desde siempre. Su vínculo con la tierra y el conocimiento de la agricultura en zonas desérticas forman parte esencial de su identidad, una tradición que comparte con su madre y hermanas, con quienes trabaja codo a codo. A través de la elaboración de mermeladas y licores con sabores únicos y escondidos, pone en valor tanto los frutos del desierto como los saberes ancestrales, apostando por una agricultura sostenible, el rescate de tradiciones y la adaptación al cambio climático. Su trabajo también tiene un fuerte componente de género, ya que impulsa a otras mujeres de su comunidad a emprender y revalorizar su rol en la agricultura local.
IGNACIA CASSIS CISTERNAS, ACADÉMICA – INVESTIGADORA
Ignacia está constantemente innovando, generando ideas y formulando proyectos para apoyar a los agricultores de la región de Antofagasta. Busca soluciones a problemáticas locales y promover la agricultura sostenible en zonas áridas. Su enfoque se centra en maximizar el potencial de los sistemas productivos de la región, estableciendo relaciones directas con los agricultores, comprendiendo su realidad y generando redes de confianza que faciliten la adopción de nuevas tecnologías. Aborda una importante brecha en la investigación, al promover una verdadera transferencia de los avances y resultados obtenidos.
REGIÓN DE VALPARAÍSO
El representante regional de FIA en Valparaíso, Andrés Gálmez, valora que Cristina Pizarro haya logrado recuperar un cultivo ancestral como el amaranto, poniendo en valor sus propiedades alimenticias y demostrando su viabilidad en condiciones extremas de escasez hídrica en el valle de El Yeco, en el interior de Petorca.
“Partiendo desde cero, Cristina se convirtió en un referente en este cultivo, asociándose con otros productores a quienes ha apoyado en la reconversión de sus actividades agrícolas. Gracias a esta iniciativa, no solo ha generado ingresos para ella misma, sino que también ha impulsado el desarrollo local y ha sido reconocida con diversos premios, incluso a nivel internacional”, según agregó.
CRISTINA DEL PILAR PIZARRO SAAVEDRA, AGRICULTORA – EMPRENDEDORA
Lady Amaranto, como se hace llamar hoy, creció en el pueblo de Cabildo, hija de campesino. Tras vivir en Santiago y atravesar una separación, sintió el llamado de volver al campo, y en un sueño llegó a ella el amaranto, grano ancestral que decidió convertir en su camino de vida.
Se ha transformado en una pionera y referente en su cultivo, enfrentando constantes desafíos que para ella son oportunidades de crecimiento y reafirmación como mujer. La innovación guía su quehacer: ha desarrollado sus propias maquinarias y espacios productivos, apostando por una agricultura sustentable y eficiente, sin perder la conexión con lo tradicional.