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Propiedad Intelectual: El corolario de los proyectos de innovación

Miércoles, 6 de mayo 2015.- En un mercado competitivo, las buenas ideas siempre son susceptibles de ser copiadas. Un riesgo que Chile busca evitar a través de políticas y herramientas orientadas a proteger las creaciones de los ciudadanos.

Es el paso que desde hace un tiempo viene dando la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) junto con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) quienes, en su acuerdo por instruir a los profesionales y trabajadores de la agricultura local en esta materia (firmado en 2013), concretaron su primer Taller “Propiedad Intelectual, Recursos Genéticos y Conocimientos Tradicionales”.

En la actividad, realizada ayer en dependencias de FIA, autoridades de la Fundación, del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) perteneciente al Ministerio de Economía, de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA) del Ministerio de Agricultura y de la OMPI, expusieron sobre la Propiedad Intelectual (PI) subrayando su impacto en los procesos de innovación, su relación con la biodiversidad y su valorización de los recursos genéticos y conocimientos tradicionales.

En esta línea, Catalina Olivos del Departamento Internacional y de Políticas Públicas de INAPI, dio a conocer las herramientas disponibles por el Estado para registrar las innovaciones. “Si bien las patentes son las más demandadas, en Chile existen varias opciones en materia de PI, como el sello de origen, las indicaciones geográficas, las denominaciones de origen, las marcas colectivas y el derecho de autor, entre otros. Es una gama bien amplia que busca proteger el trabajo realizado por quienes están innovando”, afirmó Olivos, agregando que es función de la Subdirección de Transferencia Tecnológica de INAPI orientar a los solicitantes sobre qué herramientas tomar.

La PI en el Agro

En cuanto a los proyectos agrícolas, la abogada aseguró que son las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas las más requeridas. “Con estos instrumentos hemos registrado de forma exitosa al maíz de yuta y al limón de pica, a los cuales se podría sumar la sandía de Paine que está en proceso”, señaló. A la fecha, INAPI ha avanzado en el registro de 15 iniciativas y/o productos agrícolas entre denominaciones de origen, indicaciones geográficas, marcas colectivas y de identificación.

Opciones que para Teresa Agüero, de Odepa, son de vital importancia para proteger y dar valor agregado al patrimonio genético utilizado en el sector agrícola. “También trabajamos en difundir respecto de la relevancia de la valorización de estos recursos a través de los instrumentos de propiedad intelectual, y del acceso a los recursos genéticos. Ello permite diferenciar los productos de la agricultura los que pueden ser utilizados y valorizados en rutas turísticas, iniciativas gastronómicas y más”, explicó la encargada de Asuntos Ambientales, Recursos Genéticos y Bioseguridad de Odepa.

Estrategias que FIA ha venido anticipando a través de convenios con instituciones internacionales, según comentó el director de la Fundación, Héctor Echeverría. “Una de las formas de darle valorización a los recursos genéticos, a los conocimientos tradicionales y a las formas de elaboración es brindarles protección. Para FIA no es una materia nueva ya que hace algunos años se realizó un trabajo con la Universidad de California en Davis, donde se establecieron los protocolos que debían incorporarse en los contratos a fin de resguardar la PI derivada de algún proyecto que se estuviera desarrollando, o algún invento que pudiera tener alguna significancia internacional o valor económico”, afirmó la autoridad.

De esta forma, FIA ha incluido el resguardo de la PI para los proyectos que financia. Al mismo tiempo, hoy trabaja en una mesa con INAPI la cual busca difundir a sus profesionales y emprendedores todo lo relevante al registro de las innovaciones generadas en los proyectos.

Respecto a la valorización internacional de las ideas locales, Begoña Venero, de la División de Conocimientos Tradicionales de OMPI, señaló que junto al componente novedoso e “inventivo” (que no sea evidente) requerido al registrar, es fundamental analizar la competencia de las iniciativas. “Una de las cosas a evaluarse al momento de patentar es qué mercado va a tener ese producto. Por ejemplo, un producto puede ser para Chile y España, por lo que le conviene patentarse en ambos países por separado”, sugirió, agregando que si el interés es registrarlo de inmediato en todo el mundo, la recomendación es usar el sistema PCT (Tratado de Cooperación en materia de Patentes) del que Chile es parte.

Toda la información sobre los instrumentos de protección y sus usos está disponible en www.inapi.cl.

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