La iniciativa busca mejorar y uniformar calidad de vinos producidos por viñateros del Valle del Itata, con fines de establecer un sistema de exportación permanente.
Rescatar un oficio tradicional como la confección de chupallas –y con ello también el tejido de cuelchas, las trenzas que la componen- se proyecta como una oportunidad de agregar valor a una actividad económica que por años se ha visto desplazada por el arribo de artesanía de factura industrial.