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Comunidades atacameñas valorizan su artesanía gracias a proyecto de innovación

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San Pedro de Atacama, octubre de 2017.- Con la entrega de diplomas que certifican su capacitación en los nuevos centros de producción de artesanía construidos en el Valle de la Luna para las comunidades atacameñas, se dio cierre a un proyecto de valorización de la artesanía ancestral licanantay, el que involucró el trabajo de diversos actores del Ministerio de Agricultura y las comunidades atacameñas por un período de dos años.

La idea nació de la posibilidad de agregar valor a la materia prima de origen ganadero producida en la región de Antofagasta, con miras a la diversificación de la matriz productiva del sector, vinculandolo a la artesanía, la identidad territorial y el turismo.

Gracias a los Fondos de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) del Gobierno Regional de Antofagasta y el trabajo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y de la consultora BTA, se logró apoyar a pequeños emprendedores de San Pedro de Atacama en el diseño, desarrollo y comercialización de productos con valor agregado derivados de la ganadería, de alta calidad y representativos de la identidad territorial.

“Agricultura, con el apoyo del Gore y gracias a la metodología FIA, ha logrado comprometer recursos importantes para la innovación en materia agrícolas y ganaderos, con los que se ha apostado por la inversión en la cultura y las habilidades de los artesanos. Con este proyecto damos muestras de cómo avanzar en la diversificación de la matriz productiva, valorizando una manifestación cuya existencia peligra por factores como la globalización”, explica Jaime Pinto, seremi de agricultura de la región.

Artesanías ancestrales en lana de alpaca, tallado en piedra, talabartería en cuero de auquénidos, cerámica, orfebrería, cestería y madera, se han valorizado incorporando innovación y diseño, por medio de un trabajo que involucró una exhaustiva investigación antropológica y la capacitación de los artesanos, quienes han podido mejorar su manufactura y también aprender a trabajar nuevas materialidades.

Un nuevo atractivo turístico para el Valle de la Luna

Integrada por seis comunidades atacameñas o lickanantay, la Asociación Indígena Valle de la Luna hoy tiene la administración exclusiva de esta reserva natural de 5.477 hectáreas. La agrupación no solo se encarga de conservar este paraje de fama mundial, procurando que en el lugar se desarrolle un turismo sustentable y respetuoso de su valor patrimonial, sino que además han desarrollado una oferta de servicios turísticos, dentro de los cuales se enmarca este proyecto, que rescata y pone en valor sus prácticas artesanales vinculadas a la producción ganadera.

Hace dos años se comenzó identificando las habilidades de los artesanos y detectando las oportunidades de innovación. En paralelo se dio inicio a las obras que albergan los cuatro talleres de confección construidos: lana, piedra, madera y cuero, mientras que un equipo de especialistas diseñó una marca común, “Hebar”, aportando al desarrollo de una identidad común para los artesanos.

Hoy estos talleres y su sala de ventas están completamente habilitados, integrados a la construcción que da la bienvenida al Valle de la Luna. Allí se realizó la ceremonia de cierre, que contó con la presencia de autoridades y las comunidades, quienes ya comienzan a ver los frutos de este trabajo.

“Para mí este proyecto ha sido súper importante y motivador para seguir una tradición que ha sido parte de mi familia”, cuenta Adriana Puca, tejedora, quien hoy incursiona en la artesanía en cuero gracias a esta iniciativa. “Todos en la comunidad estamos contentos de esta oportunidad de trabajar nuestra artesanía, que hacemos con materiales que tomamos de nuestra tierra. Queremos seguir trabajando para que la artesanía industrial no nos apague”, declara.

La ubicación de la sala de venta en el Valle de la luna entrega una vitrina con gran flujo de turismo nacional e internacional, siendo los guías de las comunidades los encargados de entregar la información al interior de este recinto. Es por esta razón que se ha desarrollado una línea de capacitación dirigida a estos grupos, donde se les hace partícipe de la información del proyecto, el objetivo de las instalaciones y las técnicas que se están desarrollando.

El cierre de este proyecto marca también el inicio de una nueva etapa para la asociación de artesanos: la de capitalizar esta oportunidad comercial. En la oportunidad, María José Etchegaray, directora ejecutiva de FIA, además de destacar la conformidad por los positivos resultados que logró el proyecto, se refirió a este tema: “uno de nuestros compromisos con los proyectos de esta línea de fomento es diseñar también estrategias para que sean sostenibles en el tiempo”, aseguró. “Nuestro objetivo es lograr que las artesanas y artesanos puedan acceder a mercados y a circuitos comerciales donde esta calidad y valor patrimonial son apreciados”.

Por su parte, la asociación de artesanos ya inició un camino asociativo: su consejo decidió formar una cooperativa, instancia que les permitirá instalarse comercialmente bajo un modelo de reparto equitativo de ganancias.

Con la sala de ventas ya totalmente habilitada y los talleres como un espacio donde los artesanos, además de trabajar, aprenden a realizar nuevas piezas, este proyecto apuesta por convertirse en uno de los tantos imperdibles turísticos que ofrece el Valle de la Luna.

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