Coyhaique, 14 de enero de 2016.- Conocida por sus jugosas bayas verdes, rojas y amarillas, la grosella durante décadas ha sido cultivada y recolectada en huertos caseros desde la Región de Los Ríos al sur. Con ella tradicionalmente se han elaborado jugos naturales, mermeladas y conservas caseras. Pero ya en 1923, en Cerro Galera –unos 40 kilómetros al sureste de Coyhaique– Carlos Sáez y su esposa Felicinda Roa comenzaron la preparación de una particular bebida espumante.
Un brebaje que por años conocieron sólo amigos y lugareños, hasta que una de las hijas del matrimonio –Palmenia– “heredó” la receta y junto a su familia formó la Cooperativa Patagónica de Agroturismo Saltos del Huemules con la idea de producir el espumante a escala comercial. Y es que además de su exquisito sabor, la grosella posee cualidades medicinales extraordinarias, según consigna el libro “Flora agropecuaria de Aysén“, del investigador Fernán Silva Labbé. Sus componentes cianogenéticos –en bajas cantidades– estimulan la respiración, mejoran la digestión, e incluso se utilizan para el tratamiento del cáncer. Además, la infusión de sus hojas es recomendada como cicatrizante, para paliar los efectos de la gota y como enjuague para curar enfermedades bucales.
El carácter innovador de la iniciativa les permitió obtener fondos FIC del Gobierno Regional, asignados a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), además del apoyo de INDAP y de las empresas regionales Ruibarbo Restaurant y Hotelera Patagonia Limitada.
Para el director ejecutivo de FIA, Héctor Echeverría, el proyecto posee una serie de cualidades que justifican el apoyo y acompañamiento técnico brindado por la Fundación. “En primer lugar, es una iniciativa presentada por una cooperativa de pequeños productores, lo cual implica un impacto social que para nosotros resulta muy relevante. Luego, es un proyecto que agrega valor, generando un producto que ya cuenta con el interés de importantes hoteles y restaurantes de la región, lo cual garantiza su futura inserción comercial. Y, finalmente, rescata una especie frutal introducida hace casi un siglo a la región, otorgándole un carácter patrimonial y territorial incuestionable”, señala.
En este objetivo, Saltos del Huemules se ha dedicado a rescatar las matas de grosella que se encontraban en las antiguas taperas de los primeros pobladores que llegaron a la región. “Estamos seguros que la gente va a valorar este esfuerzo”, comenta Franco Uribe, nieto de Palmenia y actual presidente de la cooperativa.
Para el director regional de INDAP, Marcelo Hernández, este es un proyecto emblemático para la agricultura familiar de la Patagonia aysenina. “La producción de esta bebida abre una nueva posibilidad de valoración de la cultura local y atrae turistas interesados en las tradiciones campesinas de nuestra zona”, sostiene.
La iniciativa se inició en septiembre del año pasado con una inversión de 105 millones de pesos, 55 provenientes del FIC-R y asignados por FIA, 6 del Programa de Desarrollo de Inversiones de INDAP, mientras que la diferencia fue aportada por la propia cooperativa a través de capital e infraestructura.
El espumante de grosella Saltos del Huemules es elaborado bajo el método champenoise (procedimiento para hacer un vino espumoso al estilo de la región francesa de Champagne), el cual considera lavado, prensado, cocción y maceración de la fruta, fermentación del mosto en estanques, y sistema de lavado, llenado y sellado de botellas, las que serán comercializadas desde mediados de 2018 entre los turistas que visiten Aysén, restaurantes y lodges de la región, así como en otros puntos del país.