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Inédito Cultivo de azafranes en el desierto gracias a proyecto de innovación

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Tarapacá, noviembre de 2017.-  A 96 km de Iquique, en la Estación Experimental de Agricultura para el Desierto Canchones, un grupo de productores e investigadores participaron del Primer Taller sobre Cultivo de Azafrán, realizado el pasado 23 de Noviembre, con la presencia del SEREMI de Agricultura, Mario Venegas y la Senadora electa Luz Ebensperger,  en el marco de un proyecto de innovación apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) que busca diversificar la oferta agrícola en la provincia del Tamarugal.

La Universidad Arturo Prat detectó la oportunidad de cultivar el azafrán, conocido como “oro rojo” del agro, ya que su valor puede ascender sobre los dos millones de pesos por kilo. Sus propiedades medicinales y aromáticas son muy apreciadas en todo el mundo, y ha sido usado ancestralmente en la cocina de oriente y medio oriente: India, Irán, Marruecos, África, Asia. En la actualidad su uso también es importante en Europa y se está ganando un lugar importante en la gastronomía de América.

Justamente en su etapa inicial, este proyecto busca producir para la industria gastronómica de Chile, que actualmente lo importa. En una segunda etapa se contempla la asociación empresas internacionales, capaces de absorber la producción y permita comercializar el azafrán del desierto en los mercados internacionales.

Desierto: una alternativa competitiva

El azafrán es un cultivo altamente competitivo, y sus requerimientos edafoclimáticos son compatibles con las características de la Pampa del Tamarugal. A partir de allí es que un grupo de investigadores de la UNAP, liderados por el Dr. José Delatorre Herrera, esperan tener rendimientos en términos de cantidad y calidad acorde a los obtenidos en España o Irán, los principales productores el día de hoy. Para ello se introdujo material genético desde Holanda, el cual está en etapa de evaluación. A la fecha los primeros cormos han tenido un primer ciclo de crecimiento en la Pampa mostrando su alta adaptación, permitiendo obtener las primeras cosechas del azafrán del desierto.

Uno de los objetivos de esta actividad fue que la información tecnológica obtenida en este primer año de trabajo fue transferida tanto a agricultores asociados al proyecto como a otros productores de la zona. El impacto de este puede ser muy relevante para la región de Tarapacá, pues se trata de una alternativa altamente rentable, ya que se podrían obtener ingresos brutos del orden de los 21 millones de pesos por hectárea.

Fernando Arancibia, ejecutivo de innovación de FIA a cargo del proyecto, profundiza en esta idea “el cultivo de azafrán en el oasis de la Pampa del Tamarugal es una apuesta arriesgada en el campo de la innovación, pero de ser favorable sería una novedad notable para la agricultura del desierto, que se agregaría a otras tantas que están en desarrollo, tales como el capulí, el tumbo, el vino, el espumante de frutas tropicales, las flores, la quinua y una gama amplia de hortalizas,  todas ellas le agregan variados colores al verde pionero de los tamarugos y animan la vida de los esforzados agricultores pampinos”, aseguró. 

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Vínculo territorial

Son seis los agricultores locales integrados en el proyecto, quienes aportan suelo, agua, mano de obra e insumos requeridos para la producción. A ellos se sumaron los estudiantes del Liceo Agrícola de Pica, con miras a generar una organización de agricultores que comercialicen el azafrán de manera conjunta, manejando en equipo el proceso de la materia prima, envasado, etiquetado y comercialización.

El equipo de investigadores está dirigido por el Dr. José Delatorre Herrera, la directora alterna y encargada de cosecha y postcosecha, Ing Alimentos María Isabel Oliva, y los profesionales investigadores asociados: Cristopher Low en cultivos in vitro, Paloma Sepúlveda en manejo del suelo y José Delatorre Castillo en análisis de calidad y fotosíntesis.

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