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Sector lechero busca fortalecerse recuperando el espíritu asociativo

Miércoles, 15 de abril de 2015.- Dado el complejo escenario que vive el sector lechero, se ha vuelto a mirar a los sistemas asociativos como una alternativa en el objetivo de combatir las asimetrías del mercado lácteo, que mantienen a muchos productores apenas sobre la línea de flotación.

Las iniciativas han comenzado a surgir desde el propio gremio. Tal es el caso de Fedeleche, entidad que en el marco de un proyecto apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, encargó un estudio orientado a explorar las oportunidades de asociatividad que ofrece el rubro, con miras a aumentar su competitividad y rentabilidad.

“Desde el gremio pretendemos hacer llegar las ventajas con que cuentan –por su escala– los productores más grandes, a los medianos y pequeños, que en Chile son la gran mayoría”, explica el presidente de Fedeleche, Juan Horacio Carrasco.

“La idea es que este segmento pueda proyectarse competitivamente en el tiempo y seguir en el rubro aprovechando las grandes ventajas que ofrece la asociatividad en términos de estructura organizacional, economías de escala, compra de insumos y posición negociadora”, agrega el titular de la federación lechera. “Estamos seguros que siguiendo este camino el negocio para el productor mejora sustancialmente”.

Coincidiendo con Carrasco, el representante zonal sur de FIA, Claudio Soler, sostiene que la asociatividad además de facilitar las economías de escala y las condiciones de negociación, “ofrece un espacio para que los productores desarrollen miradas estratégicas compartidas, apuntando al largo plazo, evitando de esta manera quedar prisioneros de la coyuntura”.

Soler complementa que la asociatividad “representa un beneficio para la cadena láctea en su conjunto, que puede empezar a generar negocios colaborativos que potencien su competitividad en un contexto de negocios globales”.

El Recambio

El elegido para liderar la iniciativa es el destacado investigador y académico Oscar Melo, quien tiene el desafío de volver a poner el tema en la mesa y dar el puntapié inicial a un proceso que tiene por objetivo final concretar proyectos asociativos en el corto y mediano plazo. El primer paso, dice, es lograr que los productores vuelvan a creer en los esquemas colectivos.

El profesor del Departamento de Economía Agraria de la Pontificia Universidad Católica sabe que la tarea encomendada no es fácil, dado que implica derribar paradigmas culturales muy arraigadas en el agricultor chileno, como su conocida vocación individualista.

No obstante, Melo comenta que una variable que está incidiendo favorablemente es el nivel de preparación de los nuevos líderes, quienes gracias a su formación universitaria “están incorporando a los campos nuevos enfoques de gestión, conocimiento de mercado y se muestran abiertos a la utilización de tecnologías de vanguardia”.

“Aquella generación de agricultores que marcó por años el devenir de la actividad, hoy está dando paso al recambio generacional, entregando el manejo de sus campos a hijos o nietos que se han formado en profesiones vinculadas al campo, como agronomía o veterinaria, o bien en gestión y administración, y conocen las ventajas de trabajar de forma asociada”.

En esta misma línea, Carrasco comenta que desde Fedeleche “hemos iniciado la promoción de jóvenes líderes lecheros en las asociaciones regionales, bajo el principio que la asociatividad tanto gremial como productiva-comercial es una gran alternativa para obtener mejores resultados para las lecherías”.

Si bien el tránsito hacia enfoques de gestión modernos parece inevitable, Oscar Melo advierte que este proceso se irá dando de forma paulatina, dado que aún existe mucha resistencia por parte de los “viejos” en cuanto a empoderar a sus respectivos relevos. “Esto es natural, toda vez que estos agricultores veteranos después de trabajar duro durante 50 años, se encuentran en una etapa donde valoran ante todo la seguridad, y cualquier cambio radical aparece como una amenaza que podría arrebatarles la paz en el cénit de sus vidas”.

“Tenemos claro que esta toma de conciencia no será de un día para otro”, agrega el investigador, “por eso nosotros planteamos que el tránsito hacia esquemas asociativos debe ser gradual, dependiendo del estado de desarrollo en que se encuentre cada productor. Asimismo, creemos que los grupos de transferencia tecnológica (GTT) pueden jugar un rol fundamental, como instancias de encuentro, conocimiento y generación de confianzas”, señala.

Finalmente, Oscar Melo explica que los objetivos de un proyecto asociativo pueden ser diversos, y van desde lo más simple, como asociarse para comprar insumos o recibir asesoría técnica, a estructuras altamente complejas que pueden derivar, por ejemplo, en empresas de integración vertical, como lo es la emblemática Colún.

Al respecto, Carrasco aclara que “con nuestro proyecto estamos partiendo desde lo más básico, que es lograr asociatividad horizontal. Una vez que la cultura de los productores evolucione e internalice el concepto asociativo, podríamos emprender iniciativas más sofisticadas, como lo es la integración vertical”.

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