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Feria gastronómica muestra las bondades del choclo de Ñuble

Seis pequeños agricultores de la localidad de Bustamante, en la región del Bío Bío, apoyados por un fondo de fomento al rescate del patrimonio agroalimentario de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) están llevando a cabo el proyecto “Rescate, multiplicación y resguardo de la semilla de Maíz Amarillo de Ñuble”. Apoyados por un equipo técnico del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), desde noviembre de 2015 están trabajando un intento por darle un nuevo impulso a la agricultura local por medio del rescate del ecotipo de maíz “amarillo de Ñuble”.

Uno de los desafíos más importantes de la iniciativa es generar los vínculos que permitan a los campesinos transar sus productos a un precio justo. En este contexto y en el marco de la presentación oficial del proyecto, se realizó en la ciudad de Coihueco una feria gastronómica, donde cocineras y chefs de la zona mostraron los diversos potenciales del maíz en distintas preparaciones tradicionales como humitas, pastel de choclo, bocados y deconstrucciones de platos típicos.

En la oportunidad, Osvaldo Zúñiga, presidente Confederación Sindical Campesina del Agro y los Pueblos Originarios Ranquil y uno de los ejecutores del proyecto, destacó la importancia de defender las semillas, que es una de las tareas internacionales que se han propuesto las organizaciones de la agricultura familiar. Recalcó también que este proyecto ha tenido un valioso apoyo de INIA y que espera ampliar su impacto a otros pequeños productores a través de Prodesal Indap.

El valor del rescate patrimonial

“El maíz amarillo de Ñuble es una semilla que podría ser única en el país”, explica Marcela Arce, Ejecutiva de Innovación a cargo del proyecto, “por lo que el Consejo de FIA decidió apoyar la iniciativa y entregarles recursos a la confederación para llevar a cabo una investigación que determine científicamente si esta semilla, que se ha perdido con el paso del tiempo, corresponde realmente a este ecotipo”, detalla.

Las purezas del material genético de distintos ecotipos de frutos de diversas zonas del país se han visto afectadas por la introducción de semillas mejoradas genéticamente por selección artificial. Este fenómeno explica la variación en los sabores y texturas que los consumidores perciben, muchas de las cuales han perdido las características que las hacen distintivas según la zona del país de donde provienen. Es el caso del tomate rosado de Peumo, famoso por su gran tamaño y poderoso aroma, o la papa chilota, reconocible por su tamaño más pequeño y textura suave.

La pérdida de valor de estos ecotipos afecta directamente a pequeños productores, muchos de los cuales se han visto obligados a cultivar semillas mejoradas por selección artificial para no perder su lugar en el mercado. Sin embargo, las nuevas tendencias en alimentación que rescatan los productos locales y valoran los sabores originarios están volviendo a centrar la atención en los cientos de variedades de hortalizas y frutas que pertenecen al patrimonio agroalimentario del país y FIA también ha apostado por ellos.

“Como Fundación hicimos eco de las necesidades de la agricultura familiar campesina y diseñamos este concurso especial de rescate del Patrimonio agroalimentario”, explica Héctor Echeverría, Director Ejecutivo de la Fundación. “Queremos que estos alimentos estén nuevamente en la mesa de los campesinos y también revalorizar su cadena productiva, poniéndolos en contacto directamente con consumidores que conocen el valor de lo que están comiendo. Al término de este proyecto esperamos tener un maíz valorizado, que se pueda integrar a circuitos gastronómicos y turísticos”, detalló.

Rodrigo García, Seremi de Agricultura de la región del Biobío, destacó la visión que ha tenido la confederación Ranquil, al poder desarrollar un proyecto que apunta a dos líneas que el Ministerio de Agricultura ha definido como ejes estratégicos. “La producción de alimentos patrimoniales y saludables y el rescate de productos como el del maíz de Coihueco. Es un proyecto que va a ayudar al desarrollo del sector agrícola de la región y especialmente de los pequeños agricultores de Coihueco que permitirá mejorar sus ingresos y, en definitiva, la calidad de vida de las familias”.

En la actividad también estuvieron presentes distintas autoridades del mundo del agro del país. Para Andrés Castillo, director regional de INDAP, “todo lo que sea rescatar las variedades campesinas, patrimoniales de vegetales que usa el campesinado chileno, le hace bien a nuestro país, a nuestra gastronomía, al turismo y a la alimentación de los chilenos. Por eso valoramos el esfuerzo que está haciendo la organización de campesinos de Bustamante y Coihueco, para a través del aporte del FIA poder rescatar esta variedad de maíz amarillo para ponerla a disposición de los chilenos”.

La iniciativa tiene una duración de 24 meses y junto a los proyectos “Rescate de la Chupalla de Ninhue” y “Valorización de las Calabazas utilitarias” forman parte de los programas de revalorización patrimonial que FIA está ejecutando en la región del Bío Bío.

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