Distinguir y clasificar las preparaciones e ingredientes patrimoniales existentes en el territorio nacional es el ambicioso proyecto que la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del ministerio de Agricultura se propuso en 2006, cuando comenzó un trabajo enfocado en el rescate del patrimonio agroalimentario del país. Un ingrediente o preparación patrimonial es considerado como tal cuando cuenta con una tradición de al menos cinco generaciones vinculada a un territorio y una historia determinados.
Así nace la idea de una serie de publicaciones tituladas “Patrimonio Agroalimentario de Chile” que transitan por las particularidades de productos y preparaciones de cada región, y cuya versión correspondiente a la región del Biobío será lanzada este martes 2 de agosto Centro de Eventos SurActivo, en Hualpén, Concepción.
La investigación estuvo a cargo de la dra. María Isabel Manzur, experta en biodiversidad, recursos genéticos y agricultura sustentable. Manzur dice que una de las características poco conocidas de la región es la rica cultura alimentaria ligada al mar, reflejada en la gran variedad de productos desconocidos en otras regiones como las chuchitas, el diquive, el machuelo, los chapes, el caracol trumulco, los chanchitos de mar; peces como el rollizo, el chalaco, los pescados secos, y las preparaciones propias a base de estos.
En la actividad se podrá degustar algunas de estos platos, divididos en cuatro estaciones que representan las cuatro provincias de la región. Éstas estarán a cargo de destacados restaurantes como Bendito Antojo o Bistró Las Cabras, además de un quinto stand que contará con una selección de vinos del valle de Itata.
Articulando la gastronomía patrimonial con redes comerciales
Uno de los objetivos importantes del proyecto es el de mejorar la oferta gastronómica para hoteles y restaurantes de la Región del Biobío y el mercado internacional, mostrando las posibilidades de los menús patrimoniales, promoviendo su incorporación a los circuitos comerciales mediante un sello de calidad turístico-gastronómico.
En este objetivo los estudiantes de gastronomía cumplen un rol fundamental. “Si desde su formación los futuros chefs conocen el valor y las posibilidades de la cocina patrimonial se producirá un proceso de transferencia gradual que aporte a valorar y revincularse con la historia tras los productos y preparaciones de cada región”, explica Héctor Echeverría, director ejecutivo de FIA.
“Con esto esperamos aportar al fortalecimiento de la cadena de valor de los alimentos locales, contribuyendo al desarrollo de las empresas, productores, recolectores y pescadores para proveer a los hoteles y restaurantes de la región con alimentos de calidad y así satisfacer el mercado turístico. Esperamos poder realizar este trabajo en todas las regiones del país de aquí a 2018” finalizó. El proyecto se realizó en alianza con ProChile, Sernatur y el Consejo de la Cultura y le preceden los inventarios de las regiones de Valparaíso (2009) y Arica y Parinacota (2010), mientras que los de Antofagasta, Coquimbo y La Araucanía están en proceso de investigación.