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Innovación: Elaboran textilería a partir de descartes de maíz

La industria de la moda es el segundo rubro más contaminante, después de la energía basada en minerales fósiles. De acuerdo con datos de la ONU, la producción textil a gran escala genera el 10% de las emisiones de carbono del planeta. Por este motivo, la empresa Chalcotex, con apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, elaboró un biomaterial antimicrobiano tipo tela a partir de fibras de maíz y cobre, generando una nueva opción para dicho rubro.

Se trata de una alternativa de negocio para los agricultores mediante la agregación de valor a un descarte, ya que se ha procesado y dado uso a la fibra contenida en el rastrojo de maíz con el fin de manufacturar un material que imita la textura del cuero animal, pero en base a materias primas vegetales renovables.

El coordinador del proyecto, Nicolás Salinas, señaló que “el maíz es uno de los cultivos que más residuo genera con relación a su peso (54%), y el mayor problema es la caña de maíz que es la parte más dura. Esa es nuestra materia prima, a la que encontramos valor en el uso textil ya que el rastrojo, que habitualmente era quemado, triturado con maquinaria o dejado en el terreno. Con este trabajo, queremos generar una alternativa para resolver el inconveniente de los agricultores a raíz del descarte, aprovechando la gran oportunidad que ofrece el mercado de cuero vegano y los beneficios de utilizar residuos y subproductos agrícolas”.

La directora ejecutiva de FIA, Francine Brossard, destacó que «este joven, a través de la innovación, han encontrado una forma eficiente y viable de valorizar los descartes de la industria agrícola convirtiéndolos en elementos fundamentales para la textilería. Es un material relativamente nuevo en Chile que abre un nicho de mercado para los agricultores ya que puedan comercializar los elementos de su producción y de la postcosecha como materia prima para la elaboración de diversos artículos similares a la marroquinería. Además, responde a uno de nuestros principales lineamientos de FIA en cuanto al cuidado y respeto por el medio ambiente, y el incentivar el reciclaje de los subproductos de la industria principal, así como la adecuación de los sistemas de producción a las nuevas condiciones climáticas de los territorios, acordes con las oportunidades de mercado”.

«El rastrojo se saca del campo, se limpia y se descarta lo más grueso, que luego se puede usar como compost. Después, lo que sirve se tritura en partículas de 2 mm; con ellas se forma una mezcla a la que se añade un aglomerante natural, enseguida se aplica calor y presión, tras lo cual obtenemos láminas de 40×40 cm. Es una tela parecida al cuero animal, maleable e impermeable, algo áspera al tacto, con una resistencia media, que además lleva cobre, lo que permite que se autolimpie. Uno de sus aspectos a destacar, es que no tiene poliéster, que es algo muy contaminante”, agregó el coordinador del proyecto, Nicolás Salinas.

Para finalizar, debemos destacar que el proyecto está próximo a su finalización y, hasta ahora, con el material se han elaborado loncheras, carteras y otros accesorios. Sin embargo, esperan dar nuevos usos a la tela, los cuales se ajustarán a las demandas del mercado.

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