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Inician talleres de capacitación en recolección sustentable de frutos del bosque

Trovolhue, 28 de marzo de 2018.- En  la localidad de Trovolhue, en la costa de la región de La Araucanía, se dieron cita más de cuarenta recolectores y extensionistas vinculados al rubro de los Productos Forestales No Madereros (PFNM), quienes participaron en el primero de una serie de siete talleres organizado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) con el apoyo de la cooperativa Calahuala. Dichos talleres tienen por objetivo acompañar la difusión teórico-práctica de una serie de diez cuadernos de Buenas Prácticas de recolección sustentable de PFNM, editados recientemente por la Fundación y desarrollados en el marco del Programa de Innovación para los PFNM de FIA.

Este Programa de Innovación congregó una mesa de trabajo compuesta por actores del mundo público y privado, tales como Infor, Conaf, Indap, la Coordinadora de recolectoras y recolectores (AG) de la Región del Biobío, representantes de la mesa de PFNM de la región de Aysén, la Universidad de Concepción, la Universidad de Talca y Forestal Arauco, entre otros.

Trabajo desde las bases y el territorio

En conjunto con estos actores se identificaron los principales requerimientos del rubro PFNM en materia de investigación y desarrollo tecnológico, innovación, capital humano e información, de manera de enfrentar de mejor forma los desafíos a los cuales debe responder, con la diversidad de actores que lo componen.

El proceso de co-construcción de esta carta de navegación identificó más de treinta acciones, dentro de las cuales se priorizó la necesidad de determinar las buenas prácticas de recolección de diez PFNM determinados como “prioritarios” por su importancia para las economías locales, y de esa manera contribuir en asegurar su permanencia y uso sostenible del recurso.

De allí nace la publicación de la serie “cuadernos de buenas prácticas de recolección sustentable”, cada uno sobre uno de estos productos: maqui (Aristotelia chilensis); hojas de boldo (Peumus boldus); morchella (Morchella sp.); corteza del quillay (Quillaja saponaria); musgo pompón (Sphagnum magellanicum); frutos de la avellana (Gevuina avellana); frutos de rosa mosqueta (Rosa Moschatta), calafate (Berberis buxifolia), pilpilvoqui (Boquila trifoliolata) y voqui fuco (Berberidopsis corallina).

Estas guías técnicas fueron elaboradas con la participación y contribución de varios actores claves, y proporcionan información y orientación de recolección sustentable a los recolectores, procesadores y comercializadores de PFNM. Como explica Florence Pélissou, ejecutiva del Programa de Innovación de PFNM de FIA, los cuadernos “constituyen una herramienta que busca aportar de manera práctica y decidida a la sustentabilidad de los Productos Forestales No Madereros del país, al tiempo que los talleres han sido diseñados para que sean los recolectores los que reciban esta información, por medio de actividades teórica-prácticas, que les permitan introducir mejoras en su oficio y así aportar a la competitividad de la agricultura familiar campesina”, declaró la especialista después de la primera jornada de trabajo en Trovoluhe.

Estos módulos formativos impulsado por FIA con el apoyo de la Cooperativa Calahuala, se realizarán entre los meses de marzo y junio de 2018 desde la región de Ñuble hasta la región de Aysén, en seis territorios priorizados, donde existen procesos de asociatividad y coordinación intersectorial para el desarrollo de la cadena de valor de los PFNM, a través de los cuáles se espera llegar a 150 recolectores y 30 extensionistas de los servicios del agro.

 

Realidad nacional

 La comercialización de los Productos Forestales No Madereros ha experimentado en los últimos 15 años un crecimiento sostenido, aun cuando continúan siendo un componente poco visible de nuestros bosques.

Respecto a la cantidad de PFNM en nuestro país, el Instituto Forestal realizó un catastro en 2014 que indica la existencia de un total de 608 productos, de los cuales un 90% proviene del bosque nativo. Los PFNM son utilizados en la industria agroalimentaria, la biomedicina, la artesanía y en la construcción.

Adicionalmente, la mayoría de estos productos han sido la base alimentaria y medicinal de los pueblos originarios de nuestro territorio y continúan teniendo gran importancia para el sustento económico de las poblaciones rurales, sobre todo las que están estrechamente vinculadas al bosque nativo y las plantaciones forestales.

 

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